El caparazón de las tortugas es uno de los aspectos morfológicos que despierta más curiosidad entre las especies que habitan este planeta. Sin lugar a dudas, es la parte más distintiva de estos animales. Pero existe aún mucho desconocimiento acerca de su evolución, sobre todo cómo y por qué desarrollaron esta especie de escudo. En este post le contamos por qué las tortugas tienen caparazón.
Caparazón como seguridad
Las tortugas utilizan claramente el caparazón con una finalidad defensiva. Todas las especies lo emplean para protegerse de sus depredadores, al poder resguardarse y desaparecer en el interior de este escudo, que es muy duro.
Los científicos han sostenido a menudo que las tortugas desarrollaron el caparazón para cumplir una función protectora. Pero lo cierto es que no se ha podido demostrar que este fuera su origen.
Un estudio de 2016 publicado en la revista científica Current Biology descarta que su origen fuera defensivo y defiende otra teoría.
A partir de unos fósiles con 260 millones de años de antigüedad encontrados en Sudáfrica, los autores sostienen que las tortugas desarrollaron su caparazón originariamente para excavar en la tierra y sobrevivir a las duras condiciones que había en esta región.
De cualquier forma, lo que está claro es que, aun no siendo su función originaria, las tortugas usan el caparazón para protegerse.
¿Cómo es el caparazón de una tortuga?
La morfología del caparazón de las tortugas es muy curiosa. Su aspecto puede ser muy distinto según las especies: liso, rugoso o granuloso, y presentar diferentes diseños, aunque siempre con colores que le permiten camuflarse.
Además, las tortugas de tierra suelen tenerlo más abultado. Su forma redondeada hace muy difícil que los depredadores puedan agarrarlas con la mandíbula.
Como algunas de estas especies de tierra son muy lentas, el caparazón supone la única forma de sobrevivir. Por el contrario, las marinas lo tienen más aplanado. De esta manera, son más ágiles y nadan más rápido.
El caparazón es una placa única inorgánica que recubre a las tortugas y que está formada por una parte del endoesqueleto de huesos dermales y por una epidermis córnea externa protectora.
Este “escudo” se formó por una modificación drástica de su caja torácica que se fue ampliando hacia el exterior, lo que hizo que en el espaldar (parte dorsal del caparazón) exista una fusión entre las costillas y la columna vertebral.
Esta transformación tuvo importantes consecuencias en el movimiento y la respiración de las tortugas. En un principio fueron cambios perjudiciales, porque la longitud de la zancada se acortó y se produjo una pérdida de ventilación en los pulmones.
Además, la capa superior del caparazón está cubierta por unas escamas córneas llamadas “escudos”, que forman parte de su epidermis y en las que se acumula queratina.
Por último, la zona inferior se denomina plastrón y es una osificación dermal que está fusionada al espaldar a través de unas estructuras óseas conocidas como “puentes”.
¿Pueden salir de su caparazón?
A menudo se dice que las tortugas llevan la casa a cuestas, como si en algún momento pudieran dejar su caparazón a un lado. Sin embargo, en la vida real es imposible que este animal salga de su “coraza”.
Es una parte más de su esqueleto, y tanto su columna vertebral como sus costillas están unidas a él. Por esta razón, la tortuga no puede separarse de su cubierta.
Si quiere ver a estos animales de cerca, en el Aquarium Costa de Almería tenemos una tortuga boba llamada Juan que fue rescatada en las costas almerienses en muy mal estado y en estos momentos está recuperándose. ¡Esperamos su visita!
1 Comentario
Muy interesante, sigo con atención todos los conocimientos posibles y quedo fascinado de este mundo de las tortugas marinas